De tren en tren (Cap. I)

Capítulo I

Sus ojos verdes devoran el paisaje frente a ellos con cierto aburrimiento.

Recorría el mismo camino desde hace unos años, y aunque al principio le fascinaba ver aquellas imágenes que cambiaban a una velocidad increíble, pronto, esa belleza se vio opacada.

El tren disminuyó su marcha y un nudo se formó en el estómago. Se obligó a si misma a permanecer su mirada en la ventanilla y disimilar el nerviosismo que experimentaba en ese momento.

Las puertas del vagón se abrieron, y escuchó los pasos apresurados de todos aquellos que se bajan, para luego, dejar que otro grupo más entrara al vagón.

Era la misma rutina todos los días, en el mismo tren, el mismo vagón… y el mismo chico.

Pudo ver el reflejo del moreno por la ventana y su corazón dio un brinco.

Él había entrado de último, con la respiración desbocada y la corbata mal arreglada, y ella no pudo pensar en otra cosa que lo bien que se miraba en esas fachas.

Su celular vibró dentro de su bolsillo, sorprendiéndola y haciéndole dar un salto en su asiento. Su mirada se encontró con los ojos azabaches del él, que lucían con cierta diversión, se sonrojó al momento y rebusco en su bolsillo el maldito aparato.

No seas cobarde frentona y háblale”. Leyó en el mensaje de Ino, su mejor amiga.

Tecleo rápidamente sin apartar la vista del teléfono, mientras seguía atenta a cada movimiento del chico. Vio de reojo como se movía por el pasillo hasta sentarse a unos asientos de distancia.

“Gracias cerda, ahora por tu culpa soy su burla matutina”

Dejo el celular en silenciador después de enviar aquel mensaje. No quería pasar los únicos minutos que podía verlo contestando las preguntas de su mejor amiga.

Levantó su vista nuevamente con timidez, y recorrió los rostros de las personas que viajaban con ella evitando a toda costa al moreno. Sabía que más de alguna de esas personas, habían compartido en otro momento el vagó. Pero, aquel chico que la dejaba sin aliento, viajaba junto ella todos los días, en el mismo vagón.

¿Cuál era la probabilidad de que eso sucediera?

Los lugares para mirar se fueron acortando y a decir verdad moría de ansias de tan solo verlo. Alisó su chaqueta y su falda inconscientemente, mientras se preparaba para encontrarse con la imagen de él.

Pasó una mano por su largo cabello, las hebras rosadas se escurrieron entre sus dedos y se las acomodó a cada lado de su rostro, mientras sonreía con diversión. Pensar que se esmeraba cada mañana para lucir linda ante aquel chico, solo para aquel momento que compartían juntos en el vagón…

Sus ojos finalmente lo alcanzaron. Sentado en el otro extremo, lucía despreocupado y ligeramente aburrido, mirando hacia la ventana mientras lanzaba un bostezo mal disimulado. Las mariposas revolotearon una vez más en su estómago y su corazón se aceleró. De pronto, sus miradas se conectaron a través del cristal y el tiempo se detuvo en ese instante.

Lucía igual de sorprendido que ella y podía sentir la intensidad de la mirada azabache, aunque fuera por medio del cristal.

Él se volteó, mirándola de frente; y ella soltó el aire que inconscientemente había retenido. El tren disminuyo la marcha sin que ellos se percataran y finalmente se detuvo, soltando una alarma antes de abrir sus puertas.

Sakura cerró sus ojos, cortando el contacto visual y luego miró la estación en la que estaban con desgana. Debía bajar en ese momento. Una vez más no había logrado hablarle.

Se levantó de su asiento y lo miró por última vez antes de salir.

Sasuke levantó su mirada del piso y fue siguiendo los pasos de la pelirosa con su vista, hasta que ella se perdió entre la multitud de la estación. Le hablaría… el siguiente día lo haría.

Volvió a apoyar su cabeza en la ventana mientras sentía como el tren avanzaba, pero esta vez una media sonrisa adornaba sus facciones y la imagen de ella se grababa en su pupila.


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